¿Alguna vez has sentido un miedo intenso o una impresión de ahogo sin una razón clara? Esta sensación es algo común al experimentar ataques de ansiedad.

Aunque estos episodios son más comunes de lo que imaginas, muchas personas no saben cómo manejarlos o identificarlos. En este artículo, explico qué son, cuáles son sus síntomas, sus causas y qué puedes hacer para enfrentarlos.

¿Qué son?

Consisten en episodios de miedo intenso que suelen ocurrir de manera repentina y sin previo aviso. Aunque en algunos casos pueden estar desencadenados por una situación estresante, como dar una presentación importante o quedar atrapad@ en un ascensor, en otros casos, surgen sin causa aparente, lo que puede resultar muy desconcertante.

A diferencia de la ansiedad generalizada, que es un estado de preocupación constante y más sostenido, estos ataques son episodios breves. Suelen alcanzar su punto máximo en unos minutos y, aunque su duración generalmente no supera los 30 minutos, la intensidad de los síntomas puede ser sobrecogedora.

estrés

¿Qué es lo que ocurre durante los ataques de ansiedad?

Durante un estos episodios, tu cuerpo activa la «respuesta de lucha o huida», un mecanismo evolutivo diseñado para ayudarte a afrontar situaciones de peligro real. Esta respuesta implica una serie de reacciones fisiológicas como el aumento del ritmo cardíaco, la aceleración de la respiración y la liberación de adrenalina, todo con el objetivo de prepararte para reaccionar rápidamente ante una amenaza.

Sin embargo, cuando esta respuesta se activa sin una amenaza real, como ocurre en un ataque de ansiedad, el cuerpo experimenta un estado de alerta extremo sin razón aparente, lo que provoca sensaciones intensas de miedo, palpitaciones, dificultad para respirar y otros síntomas físicos y emocionales.

Es importante recordar que, aunque estos síntomas pueden ser muy alarmantes, estas crisis no son peligrosas y, con la ayuda adecuada de un@ especialista, son totalmente tratables, permitiendo que las personas afectadas recuperen el control sobre sus vidas.

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Síntomas de un ataque de ansiedad

Se caracterizan por una combinación de síntomas físicos y emocionales que pueden variar de una persona a otra. Estos son algunos de los síntomas más comunes:

Síntomas físicos

Dolor en el pecho

Sensación de que el corazón late con mucha fuerza o rapidez, puede confundirse con un ataque al corazón.

Dificultad para respirar

Te da la impresión de no poder respirar correctamente o hiperventilación.

Sudoración excesiva

El sudor aparece sin razón aparente, especialmente en las manos, rostro o todo el cuerpo.

Temblores

El cuerpo tiembla incontrolablemente, como si estuvieras en una situación de extremo peligro.

Mareos o sensación de desmayo

Es común sentir que vas a perder el equilibrio o que te vas a desmayar.

Escalofríos o calor repentino

Cambios en la temperatura corporal que provocan incomodidad física.

Náuseas o malestar estomacal

En ocasiones, el estómago puede sentirse revuelto o incómodo.

Síntomas emocionales

Miedo intenso

Es común sentir un terror abrumador, sin razón aparente.

Sensación de perder el control

El miedo a volverse loco o no poder manejar la situación.

Despersonalización

La sensación de estar desconectado de ti mismo o de la realidad.

Miedo a la muerte

La idea irracional de que algo grave sucederá, como morir en ese momento.

Estos síntomas pueden ser tan intensos que, en muchos casos, las personas temen que están sufriendo un problema de salud grave. Sin embargo, es importante diferenciar un ataque de ansiedad de otros trastornos médicos.

Consultar con un profesional es esencial para obtener un diagnóstico adecuado y garantizar que no se trate de otro problema.

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Causas principales

Estas crisis no tienen una causa única. De hecho, suelen ser el resultado de una combinación de factores biológicos, psicológicos y ambientales. Algunas de las principales causas incluyen:

Factores biológicos:

La genética juega un papel importante en la predisposición a la ansiedad. Si tienes antecedentes familiares de trastornos de ansiedad, es más probable que experimentes episodios. Además, los desequilibrios químicos en el cerebro, especialmente en neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, pueden contribuir a los trastornos de ansiedad.

Factores psicológicos:

Las personas con antecedentes de trastornos de ansiedad, como el trastorno de pánico o la ansiedad generalizada, son más susceptibles a experimentar ataques. Además, experiencias traumáticas o un estrés crónico pueden desencadenar estos episodios.

Factores ambientales:

Situaciones estresantes, como problemas financieros, tensiones en las relaciones o situaciones laborales difíciles, pueden actuar como factores desencadenantes. Los cambios importantes en la vida, como mudanzas, divorcios o la pérdida de un ser querido, también son eventos que pueden contribuir.

Estilo de vida:

El abuso de sustancias, como el alcohol o la cafeína, la falta de sueño, la mala alimentación y la falta de ejercicio también pueden ser factores que los agraven o desencadenen.

¿Cómo manejarlos o prevenirlos?

Los ataques de ansiedad pueden resultar abrumadores y molestos, por eso, a continuación te dejo algunas técnicas eficaces para manejarlos y prevenirlos en el futuro.

 

  • Técnicas de respiración y relajación: La respiración profunda es una de las maneras más efectivas de calmar el cuerpo y la mente durante un ataque de ansiedad. Intenta respirar profundamente por la nariz, mantén la respiración por unos segundos y exhala lentamente por la boca. Este simple ejercicio puede activar el sistema nervioso parasimpático, que ayuda a reducir la tensión y la ansiedad.
  • Ejercicio físico: El ejercicio regular es una excelente manera de reducir la ansiedad y mejorar el bienestar general. La actividad física libera endorfinas, que son sustancias químicas en el cerebro que actúan como analgésicos naturales y mejoran el estado de ánimo.
  • Consejos prácticos durante un ataque: Si estás experimentando un ataque de ansiedad, busca un lugar tranquilo donde puedas respirar profundamente y calmarte. Trata de distraerte enfocándote en un objeto o en una actividad que te permita relajarte, como contar hasta 10 o visualizar un lugar tranquilo.

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¿Cuándo buscar ayuda profesional?

Aunque estas situaciones pueden ser manejables, en algunos casos, es necesario buscar ayuda profesional. Si los ataques son recurrentes, afectan tu vida diaria o aumentan en intensidad, es fundamental consultar con un especialista en salud mental. Un@ psicólog@ o psiquiatra puede ofrecerte herramientas más personalizadas para lidiar con la ansiedad y ayudarte a identificar las causas.

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